
El Tarot debe considerarse y emplearse como herramienta terapéutica. Recurrir a él como método adivinatorio o exigirle un comportamiento de oráculo infalible, es un error que puede conducir a graves confusiones.
El Tarot es un lenguaje de símbolos y arquetípos que permite comunicarnos con el subconsciente y lo que podriamos llamar conciencia superior. Comprender racional e intelectualmente sus mensajes depende de la interpretación de ese lenguaje simbólico. Éste proceso se dá de una manera progresiva haciendo preguntas concretas y dirigidas, y poco a poco como un investigador, se va tirando del hilo hasta obtener las respuestas. Hallar las respuestas, depende de hacer las preguntas correctas.
Para que la magia de la comunicación sea posible, es imprescindible un acto que corte la intervención de la mente consciente, por este motivo, la elección de las cartas debe hacerse de una forma aparentemente azarosa. Sin embargo, no existe ese azar aunque para nuestra mente racional sea incomprensible.

Como tal lenguaje permite un diálogo. No solo se trata de un mensaje que se puede recibir, si no también de un mensaje que se puede enviar. De este modo como un acto de psicomágia, se pueden transformar creencias y patrones anclados en el subsconsciente.
Recurrir al Tarot para profundizar en nuestra intimidad inconsciente, resulta sanador.