He vivido muchas cosas, seguramente igual que tú y para que me conozcas un poco, te contaré dos sucesos que me marcaron profundamente, y la relación que éstos tienen con las dos pasiones de mi vida.

De niña me fascinaba el mundo de lo invisible, la magia y las brujas, pero había otra cosa que me gustaba con locura, bailar. Mis padres, haciendo un esfuerzo, me apuntaron a clases de danza, hasta que, al inicio de mi adolescencia, me detectaron una Escoliosis muy pronunciada. Tres años de corsé desde la cadera hasta el cuello y la barbilla, día y noche, alza en un zapato, quirófano para soldar y enderezar con hierro interno la columna, que no se llevó a cabo gracias a mi decisión y el apoyo de mi madre ,y la sentencia médica de que nunca más podría bailar.
Yo era muy tímida y ser la niña de los hierros en clase, te aseguro que no me ayudó nada con mi autoestima.

Iba a las clases de danza y me sentaba a mirar, hasta que un día decidí quitarme el corsé durante una hora para bailar. Aquello se convirtió en mi espacio de libertad. Bailar era dejar la cárcel para ser libre. El resultado fue que me dediqué a bailar profesionalmente durante más de 20 años. Revista, teatro, televisión, giras y un sinfín de viajes, y mientras bailaba siempre era libre, libre de ese corsé corporal de mi adolescencia y libre de mí timidez emocional. Bailar y los escenarios me salvaron la vida, como poco , la espiritual.
Cuando era feliz con mi profesión, vino el segundo golpe y más traumático de mi vida hasta entonces… la leucemia de mi madre. Lo dejé todo y viví con ella ese proceso de esperanza y desesperación, de búsqueda y angustia que duró 8 meses. Tras su muerte quedó el desgarro y el dolor y fue en ese tiempo cuando me inicié en el Tarot, y se convirtió en la otra pasión de mi vida. Para mí no se trataba de un método adivinatorio, para mí era un medio de comunicación con fuerzas y energías que había muy dentro de mí y que percibía desde niña. Podía comunicarme con una dimensión que siempre había captado inconscientemente y que ahora comenzaba a comprender. Durante muchos años sólo usé el Tarot para mí y para mi círculo de amigos. Cuando iba a trabajar bailando, mis cartas iban conmigo.

Tengo el sol en virgo, y eso me hace ser analítica, racional, metódica, práctica y todo lo tengo que entender y comprobar, pero también tengo la luna en piscis, capaz de captar lo sutil, lo inconsciente, lo que no tiene límites, lo que se guía por la intuición, y lo oculto, ya que además la tengo en casa 8. Así que tuve que encajar ambos polos opuestos, lo mágico y lo racional, lo visible y lo invisible, hasta que comprendí que lo misterioso lo es, hasta que aprendes a usar su lenguaje.
Me doy cuenta, que llegar hasta aquí, es el resultado de un proceso lleno de elecciones, la mayoría de éstas decisiones las tomé de manera inconsciente sin apenas darme cuenta, acerté, me equivoqué y aprendí.
Aprendí que sabemos mucho más de lo que imaginamos y lo que hay que hacer, es encontrar la manera de llegar a ese conocimiento.